La nublada tarde del viernes no evitó que se reuniera un numeroso grupo de ciudadanos frente al campamento donde, desde hace ya sesenta y dos días, se lleva a cabo la huelga de hambre masiva de trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
Como se hace cada tarde desde hace ya dos meses y dos días, a las siete de la tarde se escuchó el llamado para integrar al contingente. La entusiasta marcha tomó por las calles al oriente del Zócalo para recorrer poco más de cinco kilómetros en una hora con veinte minutos.
Durante el recorrido de casi medio centenar de cuadras por varios barrios del Centro Histórico de la Ciudad de México, la gente a su paso se asomó por las ventanas, detuvo su caminar por la acera para observar el paso del vigoroso contingente al tiempo que se comentan: "...son los electricistas".
La marcha cuenta en la avanzada con varios miembros del SME que, con gran facilidad de palabra, conocimiento y respeto, son los encargados de repartir y comentar la información que difunden en volantes e impresos y, si es posible, hacer que ingresen a su bote algunas monedas de solidaria ayuda para su movimiento.
Es muy notorio como es una gran mayoría de personas las que aceptan recibir la información que se les brinda y que la leen, contra un pequeño grupo que prefiere abstenerse de tomarla. Incluso muchos de los abordados por los miembros de este equipo de volanteo preguntan interesados información que no aparece en los medios de comunicación comerciales y muchos de ellos aceptan colaborar económicamente con el SME aportando algunas monedas o billetes.
La marcha regresó al Zócalo ya en la penumbra de una tarde nublada, tomando primero por la avenida 5 de Mayo para sorpresivamente tomar la calle de Madero por la calle de Bolivar.
En el campamento se recibió a los participantes en la marcha con júbilo. En reciprocidad, los que llegaban aplaudían a quienes han resistido en la protesta de huelga de hambre más de medio centenar de días, y en el caso del ingeniero Cayetano Cabrera, sesenta y dos sin probar alimento.
Durante una emotiva ceremonia se recordó a José Juan Rosales Pérez, trabajador del SME asesinado el miércoles pasado, encargado del campamento en avenida de los Insurgentes y el Paseo de la Reforma. Con veladoras en las manos, los veinticuatro huelguistas y todos dentro y fuera del campamento guardaron un minuto de silencio en memoria del compañero muerto. Al término todos se unieron en un colectivo aplauso, también por sesenta segundos, concluído el cual se exigió prontitud a la justicia para dar con los responsables del crimen..
viernes, junio 25, 2010
SME: "¡Somos los electricistas..."
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