Resulta repugnante tener que salir en defensa de este juvenil conjunto de células metrosexuales, pero creo que es necesario hacerlo después de haber estado leyendo y escuchando comentarios sobre la actuación de esta reunión citoplasmática con maquillaje.
Creo que entre el auditorio televisivo existe el error generalizado de conceder gratuitamente el grado de "informador", "periodista" o incluso un llano "comentarista" a quienes se les denomina más bien con el certero y despectivo término de "talking heads", cabezas parlantes.
Una "cabeza parlante" no necesariamente es un informador aunque tal vez informe --bien o mal-- con lo que dice. No es un comentarista, ya que sus aportaciones no son propias, aunque esto les resulte difícil de creer a muchos, sino que siempre siguen un guión pre establecido. Por supuesto que no son periodistas, ya que simple y sencillamente no lo son, ni siquiera el mal llamado "ticher" lopezdoriga (así en minúsculas) lo es, basta escuchar lo que dice por radio, leer lo que escribe en Milenio y compararlo con lo que sale diciendo en la tele para que uno, fácilmente, se de cuenta de que el individuo es un mentiroso, un actor o un esquizofrénico.
¿Qué es pues una "cabeza parlante"? Es un profesional de los medios de comunicación que puede ubicarse certeramente entre un merolico y un actor de telenovela. ¿O qué? ¿No les parece extraño cuando Loret de Mola aparece con barba y bigote de tres días al salir a cuadro "informando" desde (el exterior) de la mina de Pasta de Conchos o las lejanas costas afectadas por el tsunami en Indonesia? ¿En serio alguien cree que no tuvo tiempo (o agua, como él decía desde Banda Aceh) para no afeitarse? ¿Creen ustedes que no hubo quien, desde la dirección del programa, que diera la orden de que mantuviera ese "look"? La pregunta es retórica, la respuesta es evidente: a huevo que sí.
Me explico. Loret de Mola, como la gran mayoría de los que aparecen en las pantallas y bocinas de los noticieros son "actores" especializados en noticias. Tienen las propiedades histriónicas para ponerse serios y compujidos cuando se les ordena. Ser cándidos y complacientes cuando esa es la instrucción desde la producción del programa u hostigar al interlocutor si es que tienen dada esa instrucción "desde arriba".
Platicando ayer con miembros del equipo de Andrés Manuel López Obrador que estuvieron presentes durante el "performance" de estas células metrosexuales en cuestión ante las cámaras, nos confirman que el staff del estudio les confiaban que la "línea" era evidente. Claro. Es que siempre (siempre) es así. ¿O qué? ¿Hay alguien aquí que piense que no?
La "línea" existe siempre, sutil o impúdicamente hace que haya una "coherencia editorial" entre todos los noticieros de la emisora. Las "cabezas parlantes" hacen su trabajo, como lo hace Jorge Salinas en el mismo canal unas horas más tarde. ¿Por qué tendría que ser distinto? ¿Sólo por que pensamos --equivocadamente-- que son periodistas?
Ahora bien, si queremos hacerle llegar nuestro sentir y nuestro pensar, no malgastemos nuestro esfuerzo con él o con quienes le dieron la "línea" o instrucciones actorales. ¿Para qué?
No. Si en serio se le quiere decir que es lo que pensamos de su actuación ayer por la mañana, recurramos sencillamente a quienes sí tienen agarrados de sus "partes nobles" (if any) a la producción del programa: LOS ANUNCIANTES.
Nada más divertido que poner en un brete a quienes dan de comer a todos los de la producción del programa de marras. A llamar por teléfono, a enviar emails y correos en carta a quienes hacen posible que los que hacen el programa cobren un sueldo. Como siempre, sin amenazas ni insultos, simplemente advirtiendo que a pesar que se gasten los millones en publicidad, su marca o producto será asociada a un individuo que no es más que un mal merolico frente a las cámaras.