La gran plancha de la Plaza de la Constitución se encontraba ya, desde temprana hora, bañada por los primeros rayos del sol que horas después torturarían a todos los presentes.
Una espectacular manta ubicada frente a la puerta central del Palacio Nacional decía: "Andrés Manuel López Obrador. Nunca antes nadie. 2,038 municipios. 430 días. 148,173 kilómetros por tierra... " desde ahí, todos la podían leer y comprender que nunca antes ningún político se atrevió conocer, a ras de tierra, la nación entera para verdaderamente entender las necesidades de la gente.
De los cuatro puntos cardinales de la República Mexicana llegaron miles; de las sierras, de los valles, de las costas y los desiertos, desde Tijuana hasta Yucatán; mujeres, hombres y familias enteras se movilizaron para estar presentes y continuar con la organización del Movimiento Nacional en Defensa de la Economía Popular.
Bertha Elena Luján, Secretaria del Trabajo, dio lectura al programa de reuniones de evaluación que llevará a cabo Andrés Manuel López Obrador con los comités municipales del Gobierno Legítimo, en una gira de trabajo por todo el país, que se realizará del 1 al 16 de junio.
Un emotivo y estupendamente planteado discurso provocaría algunas lágrimas y suspiros de añoranza. Laura Esquivel, quien mejor que ella para encender los corazones de los asistentes que la escuchaban, habló de la grandeza de este país y de su pueblo bueno. Sus palabras evocaron la gloria de los aztecas y la gran Tenochtitlán, de las entradas triunfantes de Don Benito Juárez y Francisco I. Madero; hechos de la historia acaecidos en el mismo lugar donde hoy miles estaban reunidos: el Zócalo de la capital del país.
Llegó el turno del tercer orador de la mañana, el senador Ricardo Monreal, quien en su incendiario discurso acusó al PAN, PRI y a la cúpula del PRD de integrar de manera facciosa y parcial el Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos. Posteriormente convocó a todos los ciudadanos con problemas de tarjetas de crédito y créditos hipotecarios a una huelga general de pagos de intereses a los bancos bajo el lema “Debo, no niego; pago, lo justo.”
El plato fuerte llegó, los rayos del sol en el cenit caían sobre las cabezas de todos. Cuando comenzó a hablar Andrés Manuel, los ánimos se encendieron aun más, la gente intentaba cubrirse del sol con un gorro, sueter o La Jornada sobre la cabeza, los que no llevaban nada para hacerlo, utilizaban su mano sobre el rostro o discretamente se metían bajo la sombrilla de alguna señora despistada.
Ya entrado en su discurso, López Obrador, anunció una nueva visita a la Cámara de Diputados para impulsar la aprobación de la Ley de Salarios Máximos para servidores públicos. -"¿Cómo ven si vamos el miércoles próximo a las 5 de la tarde?"- preguntó a la asamblea, a lo que ésta le contestó -"¡si vamos!"-
Entre otras cosas, el presidente legítimo, rindió cuentas de sus recorridos por el país para llegar a los lugares más apartados de México y conocer sus necesidades reales, confirmando que, hasta el día de hoy, el gobierno legítimo cuenta con dos millones doscientos mil representantes con presencia en toda la República Mexicana y resaltó, un hecho por demás histórico, la celebración de la primera Convención Nacional de Comités Municipales del gobierno legítimo, con una estructura de 12 mil cuadros dirigentes con la misión de impulsar, de manera ciudadana, la transformación del país.
"Como ustedes saben, la palabra clave para renovar la vida pública de México es organización." enfatizó López Obrador -"Nos robaron la Presidencia de la República, porque en efecto es una mafia que no quiere ningún cambio en beneficio del pueblo, pero también nos robaron la Presidencia porque se valieron de que nos faltaba organización. Ya aprendimos esa lección, ahora nos estamos preparando con tiempo."-
El zócalo capitalino hervía de gente, la temperatura subía y los ánimos más hasta que llegó uno de los momentos cumbres del día y se cantó el himno nacional. Al concluir, ríos de gente se desbordaban por la calles aledañas y en cuestión de minutos la gran plancha comenzó a vaciarse y poco a poco la cotidianidad regresó a las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México.