El pasado viernes catorce de diciembre los elementos del cuerpo de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal (SSP-GDF) retuvieron cerca de cuatro horas a miembros de la resistencia civil pacífica, que se manifestaban pacíficamente en contra de la presencia del presidente usurpador, durante el Informe Anual de Labores del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Guillermo Ortiz Mayagoitia.
Ha sido práctica usual del Estado Mayor Presidencial (EMP) en lo que va del espuriato, hacer que las fuerzas públicas locales sean las que repriman a los ciudadanos. En el caso del Gobierno del Distrito Federal la situación es aun más compleja: el secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal es designado por el presidente de la República en turno. Por otro lado, durante cualquier operativo en el que interviene el EMP, la SSP-GDF recibe las órdenes directamente del mando del EMP a cargo. Estas órdenes son acatadas por los mandos de la SSP-GDF sin importar que se violen derechos básicos de los ciudadanos del Distrito Federal.
Para Joel Ortega, Secretario de Seguridad Pública del Gobierno del D.F. es preferible recibir quejas de que se encapsula a los manifestantes, a que se tengan fricciones con el EMP que tendrían otras consecuencias. Él afirma: "Nosotros hacemos nuestro mayor esfuerzo y no queremos que se crispen ánimos con el Estado Mayor; nosotros tomamos las determinaciones, la decisión de encapsularlos es nuestra, y la tomo frecuentemente cuando hay posibilidad de riesgo". (20/12/2007 La Crónica "Es deber de la SSP contener manifestaciones: Ortega".)
Ni con el maldito pétalo de una rosa
Video de como los granaderos de la SSP
del GDF reprimen a manifestantes de la RCP. (21 min.)
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Desde su llegada frente al edificio de la SCJN, Gerardo Fernández Noroña fue rodeado por elementos de la SSP-GDF. Al llegar más miembros de la resistencia civil pacífica a la esquina de la avenida Pino Suárez y la calle Venustiano Carranza un nuevo cordón los encapsuló concéntricamente.
Alrededor de la una de la tarde, un convoy semejante a los que acostumbra emplear el presidente espurio para transportarse a Palacio Nacional hizo su arribo a la puerta lateral del edificio de la SCJN. La resistencia civil pacífica aprovechó y recordó a las personas a bordo que el usurpador se había robado la presidencia de la república. Minutos más tarde, otro convoy idéntico arribó de la misma manera que el anterior. De nuevo los miembros de la resistencia civil pacífica tuvieron la oportunidad de increpar a los tripulantes.
Pero no fue hasta el arribo del tercer convoy, idéntico a sus predecesores, que el presidente espurio realmente llegó a la cita. Con gran rapidez un par de camionetas fueron colocadas en escuadra en la esquina de la avenida Pino Suárez y la calle Venustiano Carranza, de manera de impedir la visión hacia la entrada del edificio de la SCJN. Por tercera ocasión los gritos de "¡espurio, espurio!" resonaron en la calle mientras la pequeña figura del usurpador caminaba rápidamente hacia las metálicas puertas del recinto.
La resistencia civil pacífica intentó acercarse a la esquina, para quedar más cerca de la avenida Pino Suárez, pero los granaderos de la SSP-GDF los repelieron haciendo uso de sus escudos y varios de ellos repartiendo patadas. Por varios minutos la lucha continuó hasta que fueron empujados varios metros hacia atrás.
Ya había pasado más de hora y media y los granaderos de la SSP-GDF se mantenían reteniendo a los miembros de la resistencia civil pacífica que permanecía encapsulada en la estrecha banqueta de la calle de Venustiano Carranza. A nombre de los ciudadanos retenidos, Fernández Noroña presentó un ultimatum: o en cinco minutos se dejaba ir a la resistencia civil pacífica o los varones de la resistencia civil pacífica se orinarían sobre los escudos de los granaderos como acto de protesta por la violación a sus garantías constitucionales de libre tránsito y expresión de las ideas.
Algunos granaderos reaccionaron violentamente intentando evitar ser orinados. Sus superiores les ordenaban se mantuvieran quietos, "aguantando". Las órdenes que el EMP había girado a la SSP-GDF eran cumplidas a costa del ridículo: un triple cinturón de granaderos de la SSP-GDF rodeaban con sus escudos a los manifestantes. Por más esfuerzos que Fernández Noroña y otros miembros de la resistencia civil pacífica hicieron para empujar la primera línea de escudos fue inútil.
Ya para estos momentos, los granaderos de la Policía Federal Preventiva (PFP), que habían estado desde temprano en las cercanía de la esquina de la avenida Pino Suárez con la calle de Uruguay, habían rodeado a las fuerzas de la SSP-GDF, manteniendo retenes sobre la banqueta sobre la avenida Pino Suárez, a unos quince metros de donde se encontraba la resistencia "encapsulada".
Varios de los mandos de la SSP-GDF comentaban soluciones posibles a la situación. Finalmente se le presentó a Gerardo Fernández Noroña la opción de ser sacados del lugar en la "burbuja móvil", como se hizo el pasado 1 de diciembre. La opción fue rechazada por indigna. Se volvió a exigir que se nos dejara ir libremente, pero no fue aceptada por el mando del EMP.
Finalmente a las tres de la tarde se le presentó a los mandos de la SSP-GDF el siguiente ultimatum: si en cinco minutos no se les dejaba ir, la resistencia civil pacífica iba a intentar hacerlo como diera lugar.
Y efectivamente, después de cinco minutos varios miembros de la resistencia civil pacífica, haciendo uso nada más de su determinación en salir del cerco, fueron empujando, jalando, metiéndose entre los escudos de los sudorosos granaderos hasta llegar a unos centímetros de la esquina con la avenida Pino Suárez. Durante estos dramáticos momentos hubo varios incidentes violentos en los que algunos granaderos agredieron a los manifestantes, ante esto sus mandos enérgicos, les ordenaban: "¡tranquilo, usted nada más simplemente aguanta!".
Una nueva negociación de la SSP-GDF con el EMP logró conseguir que se permitiera salir a los miembros de la resistencia civil pacífica del "encapsulamiento", pero sólo para dirigirse frente al edificio del Gobierno del Distrito Federal para dar por terminada la protesta.
Mientras la resistencia civil pacífica salía triunfante del encierro, rápidamente los elementos del EMP reacomodaban las eternas vallas metálicas para impedir que algunos ciudadanos intentaran ahora colarse, en contra sentido de la circulación de la avenida Pino Suárez, y lograran acercarse al edificio de la SCJN.
Para terminar la protesta, ya frente al edificio del Gobierno del Distrito Federal y antes de cantar el himno nacional, se convocó a la clausura simbólica de las instalaciones de la SSP-GDF como protesta al comportamiento represivo de los mandos del operativo.
¿Hacía qué lado deben estar los escudos?
Que si las órdenes de "encapsular" a la resistencia civil pacífica son de orgullosa autoria de Joel Ortega y la SSP-GDF o no, no está a discusión. Lo que queda muy claro es lo "eficiente" que es la SSP-GDF para evitar que "tengan fricciones con el EMP", a costa de la violación de los derechos de libre tránsito y de manifestación.Tal vez la orden de "encapsular", reteniendo a los manifestantes en contra de su voluntad, no provenga del EMP, pero seguro que de sus mandos sí proviene la instrucción a la SSP-GDF de que ni se vea ni se escuche la protesta. Según lo que se puede observar en otras acciones de "encapsulamiento" tanto en las protestas del día 2 septiembre frente al Zócalo, el 27 de septiembre a un costado del Palacio de las Bellas Artes, en el hotel Camino Real, el 10 de octubre, el 18 de octubre frente a la sede del Senado, el 5 de noviembre frente al Palacio Nacional y el 1 de diciembre en la avenida 20 de Noviembre, tienen por objeto impedir que el presidente usurpador vea o escuche las protestas de la resistencia civil pacífica, neutralizando los grupos de manifestantes y bloqueando con tablas, autobuses de pasajeros, camionetas, bocinas, camiones con equipos de sonido o con los escudos de granaderos la protesta de la mirada y oídos del espurio.
Pero hay otro punto a consideración: los granaderos de la PFP. Tanto en la acción del 1 de diciembre como ahora se ve claro que la PFP está lista para actuar en contra de los manifestantes si es que la SSP-GDF flaquea de alguna manera en su intento por impedir que la resistencia civil pacífica salga del "encapsulamiento". Las palabras de Joel Ortega pueden ser un lacónico eufemismo cuando habla de "crispar los ánimos" del EMP.
¿Qué pasa si la resistencia civil pacífica queda "expuesta" directamente a las fuerzas federales al "escapar" del "encapsulamiento" de la SSP-GDF? La respuesta puede estar en lo que les sucedió a los miembros de la resistencia civil pacífica que se encontraban en la esquina de la calle Venustiano Carranza y la avenida Pino Suárez el pasado día primero de diciembre y que fueron violentamente desalojados por los elementos del EMP y de la PFP.
Si es cierto lo que dice Joel Ortega, entonces, ¿hacía qué lado deben estar los escudos de los granaderos de la SSP-GDF?