Fue una experiencia muy interesante la marcha del día de ayer, en la que no sólo estuvieron entre nosotros participantes testigos de la matanza de hace treinta y nueve años, con las respectivas consignas clamando justicia y castigo por fin a los responsables que aun siguen vivos, (pero que están casi casi a punto de dejar de estarlo), sino que los reclamos se unieron contra la represión y la militarización rampante en el país.
Desde que llegamos en la soleada tarde del día de ayer y comenzar a ver de nuevo, a vibrar esa trampa que es la Plaza de las Tres Culturas, de como la distancia a aquel edificio, a ojo desnudo, sin efecto telefoto, resulta tan lejana, tan cercana, tan aparte, tan parte de una realidad que se vivió ahí.
La marcha continuó sobre Paseo de la Reforma bajo los rayos otoñales de una tarde que hacía que todo brillara más. Granaderos de la SSP del GDF corrían de edificio público en edificio público evitando que algunos de los contingentes menos pacíficos dejaran el slogan del día: "2 de octubre no se olvida. Ni perdón ni olvido".
Av. Juárez fue el punto de confluencia de varios de los grupos que dirigían sus pasos y reclamos hasta el Zócalo. Por la saturada avenida infinidad de reclamos a la justicia y a evitar que el pasado se repita en un futuro cada vez más próximo.
Al acabar la tarde, la gran cantidad de gente reunida en la plancha se reunió frente al templete y los oradores empezaron a dar testimonios de crímenes de antaño y de hoy.
Y no, este día no se olvida.
Ni perdón ni olvido.