Gritó la multitud que se congregó en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México. El viento helado que cortaba la piel y que dolía hasta los huesos no detuvo a la muchedumbre que poco después de las cinco de la tarde al ver salir a Andrés Manuel López Obrador le gritaba "¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!" Claro que se pudo.
Por las calles de l6 de Septiembre, Madero, Cinco de Mayo, 20 de Noviembre, ríos de personas desembocaban al mar de gente que estaba apostada desde hacía horas en el Zócalo de la Ciudad. Miles y miles de corazones latían de emoción, el clima no enfrió los ánimos, al contrario las miradas y las sonrisas cálidas hacían olvidarlo todo. Hombres, mujeres, jóvenes, familias enteras con todo y mascotas esperaban el momento de la proclamación. Cientos de banderas blancas con el águila republicana, la de los tiempos de Juárez, ondeaban con el frío viento; pancartas, consignas, globos amarillos, música, aplausos y vivas llenaban el ambiente.
La esperanza, la fuerza se vibraba en el aire y un Andrés Manuel satisfecho miraba a la gente, de frente y a la cara, jurando guardar la constitución. Con la banda tricolor que cruzaba su pecho se dirigió a la multitud y les recordó "No puede existir un Presidente legítimo, ni un gabinete, ni un proyecto de nación, si no se tiene el apoyo del pueblo." La gente estalló, algunos de un lado le gritaban "¡No estás solo! ¡No estás solo!" mientras que otros coreaban "¡Presidente! ¡Presidente!"
Se convocó a estar nuevamente reunidos, en el mismo lugar, el día primero de diciembre. El Presidente, como siempre, preguntó "Están de acuerdo" y miles corearon "!Sí! "Que levante la mano el esté de acuerdo" añadió y miles de manos se extendieron hacia el cielo en señal de afirmación.
Todos escuchaban con atención el plan de veinte puntos con el que el Presidente Legítimo y su gabinete trabajarán a partir del día de hoy.
Sí se pudo y como no se va a poder, si con la voluntad de la gente se puede todo.
Un saludo,
María Chata.