"¿Están de acuerdo?"

"¿Están de acuerdo?" Y la multitud al unísono contestó "¡si!" Mientras, por un instante, sentí que la gran efigie del Presidente Juárez cobraba vida ante la respuesta de la multitud. En lo alto, custodiado por La Justicia y La Gloria, Benito Juárez, el de Oaxaca fue un testigo más. Por que él, ahí estaba presente, con los 21 hombres y mujeres que concluyeron una huelga de hambre; valientes, dignos y orgullosos representantes del pueblo oaxaqueño. Ahí estaba con cerca 4 mil o más personas que se reunieron para apoyarlos, esta vez las voces si fueron escuchadas. Ahí estaba Andrés Manuel, el de Tabasco.

El Presidente Legítimo de México, ahora sí, habló claro y fuerte para que se escuche bien y que se escuche lejos: Oaxaca no está solo.

"Nosotros", alzó la voz, "apoyamos por convicción y por principios. Vamos y esa es la propuesta que les hago a ustedes, y aquí están los dirigentes de los partidos del Frente Amplio Progresista: Vamos a adherirnos a lo que decida la APPO, que es una organización ejemplar de este movimiento. ¿Están de acuerdo?" Preguntó.

La respuesta afirmativa cimbró la calle.

"Estemos pendientes para cualquier llamado de la APPO y que todos participemos. Esa es la propuesta."

Después, todas las manos se alzaron firmes, cuando anunció que el próximo martes se haría otra reunión similar, se dirigió a la audiencia y dijo "A ver, que levanten la mano los que van a participar. Con eso." Vítores y aplausos se dejaron escuchar como una avalancha de gigantes rocas dispuestas a aplastar la injusticia y sepultar el dolor.

Cada vez que se mencionaba el nombre del gobernador de Oaxaca, chiflidos y mentadas no se dejaban esperar y sobre todo los gritos de "¡asesino!¡asesino!" El reclamo: Desaparición de poderes en el estado y la salida inmediata de su gobernador, cuyo nombre que ya nadie quiere mencionar.

Malditos aquellos que siembran miedo, desprecio y odio ya sea con bombas o anuncios de televisión. Malditos aquellos que sólo piensan que los pobres y humildes son un negocio. Es una infamia que una pandilla de rufianes pretendan quedarse con el poder, a la mala. Esperemos que en algún momento recurran a su conciencia, si es que la tienen y dejen de sacrificar a su gente por que les guste o no, todos somos iguales.

Aquiles Voy