lunes, diciembre 25, 2006

La ira de Gandhi: Merry Christmas Mr. Marketing

Del blog La ira de Gandhi:

Merry Christmas Mr. Marketing


Llama la atención el hecho que la gente le tenga tanta confianza a las instancias que no desean otra cosa que aprovecharse de ella. ¿Es en serio que alguien pueda creer que tal o cual almacén, o tal o cual proveedor de servicio le está deseando buenos deseos? ¿Es tan inocente aquel pobre individuo que es capaz de utilizar como argumento (a lo que sea) el conjunto de palabras “espíritu navideño”?

¿Qué motiva a la gente para que año con año gaste compulsivamente, obedeciendo el ubicuo reclamo cuando lo mismo que compra ahora lo podría adquirir con descuento mes y medio después, año con año?

¿Por qué palabras como “paz y armonía” hacen que se consuma más allá de cualquier previsión presupuestal en la más absurda colección de lugares comunes de la estupidez, tratando de expiar culpas varias, comprando voluntades futuras o satisfaciendo neciamente el aun más necio reclamo de algún satisfactor intrascendente, temporal, vacuo y bobo?

Hay quienes dicen que es obedeciendo a algunas poco probables pero indudablemente exitosas leyendas de origen religioso, otros, según ellos más “liberados”, simplemente opinan que es por lo que las palabras “paz” y “armonía” significan a cada quien. Sin embargo ambos coincidirán, si se les inquiere, que el consumismo de estas fechas nada tiene que ver con el significado que cada quien le quiere dar a esas palabras, de por sí vacuas y que llenan la boca de los reclamos publicitarios que los bombardean desde todos los flancos y a todas horas.

¿Se tiene que ser tan ingenuo, tan fácil de convencer, tan lleno de extrañas culpas como para creerse todo esto? Por lo que se ve, sí.

La ira de Gandhi: Merry Christmas Mr. Marketing