La gente se comenzó a reunir desde antes de las diez de la mañana frente al edificio de las oficinas centrales del Instituto Mexicano del Seguro Social, sobre la avenida Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Gran cantidad de cámaras de todos los formatos recogían el testimonio del dolor de unos padres que perdieron a sus hijos por la criminal negligencia de quienes piensan que hacer negocio particular es trabajar para México.
Pocos minutos pasaron y la enorme multitud que se había formado unió sus voces para exigir el retiro de las cámaras y micrófonos de los técnicos y reporteros de Televisa que ahí se encontraban. "¡Muera Televisa!", la consigna tantas veces escuchada tomó una inusitada fuerza ante el reclamo de los ciudadanos ahí reunidos por exigirle exponer la verdad, conminarla a ser realmente un medio que informa sin sesgo ni línea ni censura: un mes a pasado desde el incendio de la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora. Nadie ha respondido con la prestancia que supone la muerte de cuarenta y ocho niñas y niños, ahogados y quemados y otros más en dolorosos tratamientos ¿qué otro estímulo necesitan los medios de comunicación, la justicia, el gobierno y el sentido común para exhibir, juzgar y condenar a los culpables, tengan estos los apellidos que tengan?
El contingente avanzó rodeando la fuente de La Diana Cazadora y encaminó sus pasos hacia Polanco, a lo largo del trayecto un muy bien coordinado operativo de la SSP-GDF fue haciendo los cortes de tránsito necesarios para que los cientos y cientos de personas circularan mientras gritaban "¡Ni un voto al PRI! ¡Ni un voto al PAN!".
Varios automovilistas, desesperados por la interrupción de no más de 10 minutos en su recorrido sabatino, tocaban insistentemente el claxon de sus vehículos. Unos transeuntes nos preguntaron: "¿Y estos, de qué protestan ahora?" De que sus hijitos murieron quemaditos y ahogaditos en una guardería del IMSS y después de un mes no han consignado a los responsables --les contestamos. "Pero eso fue en Sonora, ¿qué hacen aquí?" respondieron molestos.
Más de dos mil personas que sí entendían por qué estaban ahí siguieron su paso hasta llegar a las oficinas de la representación del Estado de Sonora, en la calle de Goldsmith. Los fotógrafos y camarógrafos, impedían que los padres de familia llegaran hasta la puerta. Como se pudo se leyó la demanda. Las palabras que exigían justicia eran interrumpidas por el cliqueteo de las cámaras digitales y los insultos de los camarógrafos que se obstruían unos a otros.
Al final se pidió un minuto de silencio, Ofelia Medina hizo declaraciones y los medios arrancaban dolorosas palabras a los padres para alimentar los noticieros vespertinos.
Se citó el próximo miércoles 8 de julio a las 17:00 horas frente al Senado de la República, para protestar durante la comparecencia de Daniel Karam, donde intentará explicar lo inexplicable.
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